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No pidas ni tiempo ni espacio: cuando lo mejor es cortar la relación

Puede que el amor no dure para siempre, pero de forma intermitente menos aún. ¿Cómo saber si de verdad quieres dejarlo y no seguir creando expectativas que nunca se van a cumplir?

Honestidad, ante todo
Honestidad, ante todo

Cuando queremos dejarlo con alguien es muy fácil caer en la mítica coletilla del "necesito espacio" o "necesito tomarme un tiempo". Efectivamente, la intención apunta a una ruptura 'en diferido'. Quieres dejarlo pero te niegas a reconocerlo o, como mucho, crees que necesitas meditar sobre la relación en su momento presente para saber qué es lo que realmente quieres en tu vida. Hay buenos motivos detrás de esta frase que causa tantos disgustos a diario; los más mal pensados verán en este paréntesis la excusa perfecta para caer en los brazos de otra u otro en lo que uno se piensa las cosas. Sea como sea, lo lógico y lo más responsable es, si de verdad eres honesto y te importan sus sentimientos, dejar claro lo vuestro, no esconderte ni terminar huyendo a la primera de cambio o dejarlo en suspenso.

 

En realidad, romper una relación no es nada fácil. Aunque seas la parte que quiere distanciarse, abordar e intentar definir esos puntos suspensivos en vuestro noviazgo es complicado. Muchas veces la decisión no proviene de un motivo o una razón, sino de una sensación. Por otro lado, en una época en la que abunda tanto el 'ghosting' y las relaciones líquidas, podemos sentir la necesidad de desprendernos de alguien cuando ni siquiera nos ha dado tiempo a conocerle en profundidad. A día de hoy existen muchos vínculos de usar y tirar, una idea que puede sintetizarse en lo poco que tardas en deshacer el 'match' de una app de citas o simplemente respondiendo con el silencioso acto de ignorar las llamadas de atención.

 

"Una relación romántica sin espacio incorporado es una que no va a durar mucho tiempo"

 

Por supuesto, existen muchos buenos motivos para solicitar un poco de tiempo o de espacio. Tal vez no estés acostumbrado a las relaciones de pareja largas e intensas y sientas que debes encontrar un equilibrio. Puede que hayas descubierto algo de ella que no te agrade lo más mínimo y te carcoma el enfado. En todo caso, si la idea de abandonar el barco ya está asentada en tu mente, lo mejor es que seas sincero contigo mismo y con la que fuera tu media naranja. "Es cruel y egoísta terminar una relación como si fueras un niño pequeño que huye de su madre en el patio de recreo: está eufórico por ello, pero siempre que la persona de la que huyen no se mueva de su sitio", asegura la periodista norteamericana Rax King en un artículo reciente publicado en 'Mel Magazine', refiriéndose al tipo de relaciones en las que hay una clara descompensación de sentimientos entre los dos. Al fin y al cabo, esta es la situación más propicia para que surja la necesidad de tomarse un tiempo o un espacio.

Una cuestión de tiempos y de espacios

En resumidas cuentas, uno de los dos ya no siente lo mismo y tiene que pensárselo. Sin embargo, para no quedarse a cero, esgrime la excusa de que necesita un tiempo con el objetivo de que en caso de que se arrepienta, el otro le esté esperando. Esto podría ser un típico caso de 'breadcrumbing', del que ya hablamos en otra ocasión, y que alude al hecho de "ir dejando miguitas de pan", es decir, tomar las riendas en una relación (eligiendo cómo y cuándo se dan los encuentros) dando por hecho que la otra persona va a hacer todo lo que le propongamos, ya sea porque depende emocionalmente de nosotros o porque no quiere quedarse solo.

 

Un estudio de 'Family Relations' demostró que el 60% de este tipo de uniones en las que priman las idas y venidas derivan en tóxicas

La opinión de King es taxativa: "una relación romántica sin espacio incorporado es una que no va a durar mucho tiempo". Y añade: "tienes que guardar y trabajar tu espacio con deliberación y cuidado para que cuando estéis juntos esa falta del mismo la sientas como amor y no como asfixia". Sin duda, su posición es bastante loable, argumentando que no todas las parejas son iguales y, dependiendo del compromiso que hayáis adquirido (puede ser una relación a distancia o en la que no haya una convivencia intensa), la gestión de los espacios y los tiempos será consensuada de forma recurrente. Pero eso no quiere decir que no haya que ser realistas: si has compartido mucho con alguien a quien ya no quieres, exigir distancia solo por el miedo a perderle es injusto. En su lugar, lo mejor es forjar una relación en la que cada uno mantenga su vida, sus amigos y sus rutinas, de tal modo que podáis disfrutar los momentos juntos sin agobiaros ni tampoco echaros demasiado en falta.

 

Por otro lado, aquellos que sean ya maestros en la 'bomba de humo', pero todavía siguen sin atreverse a dar el último paso y romper definitivamente, lo que quiere decir que se encuentran en una relación intermitente, han de saber que no les espera nada bueno, ni a ellos ni a sus parejas. Un estudio de 'Family Relations' certifica que el 60% de este tipo de uniones en las que prima el 'ni contigo ni sin ti' acaban produciendo un malestar psicológico tal que la relación deriva en tóxica. "Los patrones de ruptura y reconciliación se relacionaron con un aumento de los síntomas de angustia psicológica, lo que indica que la acumulación de transiciones puede generar agitación adicional para las personas", concluyeron los autores, de la Universidad de Missouri.

El cinismo amoroso

Por tanto, al final en el amor, como en la vida, hay que tomar partido. O estamos mejor solos o decidimos arriesgarnos y apostar por alguien. De nada sirven las medias tintas. Lo bueno exige siempre un sacrificio, lo heroico genera una contrapartida. Si quieres que merezca la pena, deberás esforzarte y ser responsable con tus sentimientos y los de la otra persona. En todo caso, correrás el riesgo de desarrollar una especie de "cinismo amoroso" en el cual nunca hay una entrega hacia el otro. Si crees que el mundo es demasiado grande y las relaciones monógamas no son para ti, puedes apostar por otro tipo de acuerdos en las que no haya que compartir tanto espacio y tanto tiempo juntos. Pero, lo mejor en estos casos, es intentar no jugar con las emociones de los demás o ser lo suficientemente valientes como para daros cuenta de que lo vuestro se acabó hace mucho tiempo después de tantas idas y venidas.

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